Considerar a la fotografía como un espejo de la realidad es riesgoso. Para cada ojo que la observa o corazón que la siente, ésta puede ser un animal completamente distinto.

 

Pero cuando se trata de reconstruir las emociones y pensamientos del fotógrafo

al momento de asomarse por el visor, el resultado puede ser tanto fascinante

como surreal.

 

Charles B. Waite fue un oscuro fotógrafo estadounidense que recorrió el México profundo en las últimas décadas del siglo 19 para fotografiar a su gente,

en especial a mujeres y niñas.

 

En sus versos, Hernández dibuja con osadía a un ser con un delirio seductor

por los cuerpos de las indígenas, pero también envidioso y desolado, impactado

por la miseria a su alrededor.

 

Pero este ejercicio permanece en los terrenos de la imaginación. Todo intento

de ir más allá termina en los vapores y nieblas de los haluros de plata que forman los retratos de Waite.

(Jorge Alberto García)