Adiós al IFE ciudadano

Por: Guadalupe Irizar

En sus más de 23 años de vida que concluirán en las próximas semanas, el IFE ha vivido los triunfos, las derrotas y las incertidumbres de los mexicanos, que han traido una transición democrática y una alternancia politica en el país.

La transición, para algunos críticos, no concluyó con la alternancia; para los más, culminó con la salida del PRI de Los Pinos.

El IFE nace en 1990, luego de una reforma política impulsada por Carlos Salinas de Gortari y de décadas de procesos electorales cuestionados que llegaron a un punto de quiebre en las elecciones presidenciales de 1988, cuando después de la llamada 'caída del sistema' una Comisión Federal Electoral totalmente desacreditada le dio el triunfo al priista sobre Cuauhtémoc Cárdenas.

El IFE trabajó desde su creación para generar confianza en los ciudadanos sobre los procesos electorales y los resultados de las elecciones.

Y así organizó las elecciones de 1991, 1994, 1997, 2000, 2003, 2006, 2009 y 2012.

En 1994, en un año difícil por la aparición del EZLN y el asesinato del candidato presidencial del PRI Luis Donaldo Colosio, el IFE, con el proceso electoral en marcha, modificó su Consejo General, incorporó a consejeros ciudadanos -los únicos que tuvo con ese nombre- y organizó unas elecciones en donde hubo por primera vez observadores electorales registrados, visitantes extranjeros, padrón electoral validado por todos los partidos e incluso un primer debate televisado a todo el País entre candidatos presidenciales en el País.

En 1997 el organismo electoral organizó las primeras elecciones para Jefe de Gobierno del DF y pudo entregar a Cuauhtémoc Cárdenas ese cargo, convirtiéndose en un gobernante elegido por los capitalinos y de un partido diferente al PRI.

En 2000, el IFE fue testigo y árbitro de la alternancia política en la Presidencia de la República que ocasionó la llegada del PAN a Los Pinos con el entonces panista Vicente Fox.

Pero de la alternancia se pasó a la crisis y a la desconfianza a partir de 2003, cuando en la Cámara de Diputados se rompió el consenso entre los partidos políticos.

El consenso construido poco a poco que llevó a reformas políticas relevantes en los años 1989-1990, 1993, 1994 y 1996, se rompió en 2003.

En ese año, por primera vez, la renovación de los consejeros electorales fue pactada sólo por el PAN y el PRI en la Cámara de Diputados, excluyendo al PRD, rotas las negociaciones sobre el tema.

Se impuso en aquel momento el PRI liderado por Elba Esther Gordillo y Emilio Chuayffet, y el PAN de Juan Molinar y Germán Martínez Cázares, dejando fuera de la elección al PRD de los entonces diputados Pablo Gómez y Emilio Zebadúa.

Asumiría así el Consejo General que encabezó como presidente Luis Carlos Ugalde.

Después vendrían las cuestionadas elecciones de 2006. El 0.53 por ciento de diferencia oficial entre los votos del panista Felipe Calderón y el entonces perredista Andrés Manuel Lopez Obrador, rodeada de titubeos, maniobras y denuncias, llevaron a la debacle de la confianza ciudadana hacia los consejeros electorales.

Desde entonces, el IFE ha pasado por altibajos, no ha podido reponerse, mas allá de la eficacia y eficiencia del organismo electoral en la organización logística de las elecciones federales.

Al 2006 le siguieron los procesos federales de 2009 y de 2012, en donde una parte importante de los ciudadanos que se sintió agraviada por presuntas violaciones legales de algunos de los contendientes presidenciales, no encontraron eco ni vieron fuerza y firmeza en las decisiones del árbitro electoral.

En 2012 la autoridad electoral no vio ni sancionó ninguna compra ilegal de propaganda en radio y televisión, en espectaculares, ni la compra y coacción del voto que otros actores del PAN y del PRD documentaron a través de la entrega de tarjetas con dinero a los electores.

La alternancia trajo de regreso al PRI a Los Pinos en 2012 con Enrique Peña Nieto.

Luego de las elecciones de 2006 y de 2012, vendrían dos reformas electorales de fondo, que en parte fueron interpretadas como ajustes de saldos políticos de los actores por presuntos agravios electorales.

Las reformas 2007-2008 y 2013-2014 trastocaron aspectos fundamentales del sistema político nacional, no sólo el electoral.

Al relevo escalonado de los consejeros que fueron protagonistas y responsables de la elección presidencial en 2006, se sucedió hace unos meses el entierro ahora del IFE, que organizó las elecciones de 2012 (aunque pudiera haber algunos sobrevivientes) y que culminará próximamente.

Con la reforma electoral de 2007 se creó un escenario inédito para la más reciente elección presidencial, que parecía impensable en otros tiempos: se prohibió en la Constitución la compra de tiempos de radio y televisión a partidos politicos, candidatos y todos los actores políticos.

Sin embargo, las presiones de los actores afectados, de las televisoras, así como lo que se vivió como tolerancia y poca energia de la autoridad electoral para frenar irregularidades, hicieron que la institucion perdiera simpatizantes en amplios sectores políticos; los mismos que en un primer momento celebraron la creación del IFE.

Y así, las mismas fuerzas políticas que impulsaron la creación del IFE, acordaron su "muerte asistida" para dar paso al nuevo Instituto Nacional Electoral (INE).

Con la publicación en el Diario Oficial de la Federación de la nueva reforma político-electoral, el 10 de febrero de 2014, el IFE empezó la cuenta regresiva para dar paso en los próximos dias al INE.

Está en marcha el proceso para la elaboración y aprobación de las leyes secundarias de la reforma constitucional, que traerá, cuando menos, una nueva Ley de Partidos Políticos; la Ley General de Procedimientos Electorales; la Ley General de Delitos Electorales y una Ley General de Propaganda Gubernamental.

Los consejeros electorales pasarán de nueve a once.

Las cuotas partidistas para la elección de los nuevos consejeros parecen reclamar carta de naturalización en San Lázaro.

Sin ignorar los aportes del IFE en la institucionalización de los procesos electorales, sus intentos por responder a condiciones más equitativas de la competencia, y sabiendo que la experiencia mexicana es exportada y reconocida fuera de las fronteras, el IFE que acompañó la alternancia política llega a su fin.

Réquiem por el IFE ciudadano.