Pacheco, Toledo
y su zoología

José Emilio Pacheco dedica sus versos al “cangrejo inmortal” que toma la playa, al pulpo “oscuro dios de las profundidades”, a las “grandes tribus flotantes” de ballenas, al “ojo inmóvil” del búho, a la melancolía del murciélago, a los “faros errantes” que son los cocuyos, a las moscas, a las sirenas y al reino de las aves. Los dibujos de Francisco Toledo abren las cuatro secciones del Nuevo álbum de zoología (Era), donde el poeta escribe

también sobre las “brutales rejas” que aprisionan al mono, el polvo y las tinieblas donde las arañas construyen sus nidos, la “extraña cópula” de los escorpiones, las “columnas vibrantes” de hormigas, el caracol y los ratones, y los perros que miran y oyen “lo que no vemos ni escuchamos”. Hay también espacio para el gran desprecio de las hienas, para el “rastrero, venenoso, horrible, temible” reptil, para la salamandra y el ave fénix. Esta nueva edición agrega al Álbum de zoología publicado en 1998 los poemas sobre animales incluidos por Pacheco en sus libros más recientes.

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