El documental La producción del pulque en México fue filmado por alemanes en 1938; la cinta en blanco y negro dura sólo 12 minutos y no se cuenta con datos de sus realizadores. Una década atrás, fue descubierto en Berlín y subastado más tarde. Lo adquirió el mexicano Javier Gómez Marín, quien posee una colección de objetos alrededor del pulque.
El pulque figura en la obra de uno de los grandes clásicos de la literatura mexicana, Manuel Payno, quien escribió Memoria sobre el maguey mexicano y sus diversos productos, un recuento de pulquerías, propietarios y leyes para regular este giro a finales del siglo 19; y en su novela Los bandidos de Río Frío también describe los “usos y costumbres” alrededor de la bebida.
Manuel Álvarez Bravo, Gabriel Figueroa y Casasola, entre otros grandes fotógrafos mexicanos, dejaron en su obra un rico registro de la cultura del pulque y el maguey.
Por más de una década, el fotógrafo Gabriel Bravo ha capturado el ambiente de las pulquerías de varios estados de la república y el proceso de elaboración.
A lo largo del año, se celebran en México las ferias del pulque, donde participan los principales productores de cada región: Tepetlaoxtoc, Estado de México; Tamazulapam Mixes, en Oaxaca; Cadereyta, Querétaro, entre otras comunidades. Por estos días, se lleva a cabo la de Nanacamilpa, en Tlaxcala.
En los años 20, el pintor mexicano Diego Rivera publicó en la revista Mexican Folkways los ensayos La pintura de las pulquerías y Los nombres de las pulquerías.

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Pulque: elíxir para la cultura