El taparrabo fue una de las primeras prendas usadas para cubrir partes íntimas.
En el Siglo 14 las mujeres empiezan a usar calzas sueltas que iban de la cintura hasta las rodillas.
El primer calzón denominado 'pololos' fue confeccionado en Italia -a finales del Siglo 15- con seda y bordado con hilo de plata.
En Francia del Siglo 19, las mujeres de clase baja usaban la ropilla para cubrirse y dar volumen a su ropa.
Las 'brides á fesses' se unían a las medias por medio de ligas, inicialmente fueron elaboradas con lino, algodón, tejidos de seda y bordados de oro y plata.
Popularizado por Amelia Bloomer en 1850,
el bloomer fue la prenda íntima más pedida
de la época.
Debido a la necesidad de prendas más prácticas durante la Primera Guerra Mundial, se introdujeron las panties de fibras sintéticas.
Los primeros panties a la venta aparecen en un catálogo de Sears de 1933.
En 1949 la tenista americana Gussie Moran puso las bragas en el foco de atención en el campeonato de Wimbledon, ya que portó una minifalda que dejaba ver su ropa interior.
Los orígenes de la tanga remiten a Brasil, inventada por el genovés Carlos Ficcardi en 1974 y comercializada por el diseñador Rudi Gerneich.
La ropa interior tecnológica del Siglo 21 implica novedades desde sistemas para estabilizar la temperatura del cuerpo, panties con mp3, o las elaboradas con fibras que reducen la celulitis.
La lencería tiene sus orígenes en las antiguas civilizaciones, aunque su auge apenas data de recientes siglos. Al principio comenzó a usarse por cuestiones de higiene y abrigo, pero con el paso del tiempo, se ha convertido en una prenda que evoca feminidad y seduce por su estratégica confección.